Algo que sin duda me enamoró de nuestra
comida es esa "sazón". Aún recuerdo cuando hace aproximadamente 8-9
años mi abuela hacía cada domingo el perico para las arepas, era una mezcla de
olores que me hacían inhalar desde mi cuarto aquel sofrito tan multicolorido
olfativamente, salir corriendo de mi cuarto e inmediatamente sentarme en el
banquito de madera a ver como ocurría la magia. Y la cocina venezolana es eso,
magia, porque desde nuestro antepasados, los indígenas, tenemos recetas que
cualquier país potencia en gastronomía envidiaría.
Algo tan simple como nuestro sofrito le puede aportar tanto
sabor y color a nuestras comidas. Porque seamos claros, no hay comida (Clásica)
de nosotros que no empiece con ese poquito de aceite, cebollas en
"cuadritos", mi amado ají dulce, el tan jugoso tomate y en algunos
casos pimentón. todo eso unido con algo de sal y pimienta y ¡BAM! como por arte
de magia, todo queda perfecto. Traten de imaginarse una carne mechada sin esa
jugosidad que le da nuestro sofrito ¿Imposible, cierto?
Mis abuelos paternos son del estado Bolívar, donde la comida
es algo diferente al centro del país que es donde vivo, pero sigue siendo
Venezuela. Hay cosas parecidas pero con algunas variaciones. Mi abuela,
Conchita, tiene esa creatividad, sazón e incluso terquedad que muchos cocineros
desearían tener, muchos dirán que sus abuelas cocinan mejor, pero aclaremos
algo, ninguna abuela cocina tan bien como la de uno, el orgullo de decir que
nuestra abuela cocina excelente es muy grande. Para no desviarme mucho, mi
abuela hace una carne mechada que cada vez que voy a su casa y huelo
simplemente el apetito aumenta.
Todo empieza
con la carne sancochada que luego mi abuelo esmecha y déjenme decirles
que lo hace tan bien que parecen pabilos de lo fino que lo hace. Luego
Doña Concha empieza con su magia, un poco de cebolla, ají y pimentón, he aquí
nuestro sofrito otra vez jaja. Aquí viene la parte ruda, las especias, tengo 17
años y les puedo asegurar que he comida muchas veces esa carne mechada pero aun
no atino en todas las especias, sal algo de pimienta, comino y curry, el curry
le da un sabor sublime. Pero el acto no acaba hasta que el mago saca el conejo
del sombrero, ALCAPARRAS, si esas "pasitas" verdes, saladas y
arrugadas que le sacamos a la hallaca. No me creerán pero esas alcaparras le
dan un toque totalmente distinto a la carne mechada. En la boca una explosión,
con ganas de seguir comiendo y hasta de raspar la olla.
En fin, por este capítulo, algo tan básico como lo es tomar
tres o cuatro ingredientes y algo de especias hace que nuestra comida sea de
tanto sabor. Me encantaría que pudieran probar esa carne mechada, en algún
momento le robo la receta a mi abuela y ahí cuadramos.
Gracias por tomarse el tiempo de leer, espero sus
comentarios y anécdotas. ¡Buen provecho!
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